jueves, 9 de septiembre de 2010

DIA DE ORACION POR LOS PUEBLOS INDIGENAS

El día 28 de agosto en la localidad de Peleco, se celebró el día de Oración por los Pueblos Indígenas con la tradición propia del pueblo Mapuche; en su lengua, instrumentos y danza, mostrando parte de su cultura, asistiendo comunidades de toda la provincia de Arauco, contando con la presencia de los sacerdotes jesuitas Pablo Castro y Carlos Bresciani de la comunidad de Tirúa, el padre Hernán LLancaleo, Asesor Decanal de la Pastoral Mapuche, la hermana Audina Huenumilla Namuncura de la congregación Catequista Misionera de Boroa junto a visitas de Vichuquén y Licantén lugar donde reside actualmente la hermana, y los loncos José Bautista Huenchunao, Teodoro Huenuman, Pascual Huenupi, José Huenupi, Agustín Carinao, Armando Marileo, Francisco Pichun, quienes guiaron este Ngillatun orando por todas las necesidades y derechos de los pueblos originarios, para que su cultura sea comprendida en nuestro medio, además que Dios envíe buen tiempo, y la tierra provea de los alimentos necesarios, por los enfermos y difuntos, y muy especialmente por los 32 hermanos mapuches que se encuentran en huelga de hambre, para que se entienda bien las demandas y no se aplique una ley injusta como lo es la Ley Antiterrorista.

En el año 1986, la Fundación Instituto Indígena de Temuco resolvió pedirle a los católicos que oraran de manera especial por el Pueblo Mapuche y por el resto de nuestros hermanos indígenas del país, por encontrarse éstos sometidos a situaciones de marginación, discriminación racial, social y política, por la pobreza, sufrimientos y desesperanzas. Esta idea fue acogida por el Obispo de Temuco Camilo Vial y posteriormente por los demás Obispos oficializándose a través de la Comisión Nacional de Pastoral Indígena y fijándose el último domingo del mes de agosto de cada año, orar por los hermanos y hermanas Mapuche, Aymará, Rapa Nui, Atacameño, Colla, Quechua, Kaweskar y Yagan. Además el Documento de Aparecida nos señala la preocupación por estos hermanos nuestros, como también lo menciona las Orientaciones Pastorales de nuestra Arquidiócesis 2008 -2010 en el número 85.8

“Cristo es nuestra paz. El hizo de judíos y no Judíos un solo pueblo, al destruir el muro de la enemistad que los separaba. En su propio cuerpo, Cristo puso fin a la ley de mandatos y reglamentos y formó de los dos pueblos un solo pueblo unido e Él. Así hizo la paz. Por su muerte en la cruz, Cristo dio fin a las luchas entre los dos pueblos y los puso en paz con Dios, haciendo de ellos un solo cuerpo. (Efesios 2,14)

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