Con mucho trabajo y la
colaboración de la comunidad parroquial, el grupo San Expedito logró concretar
el anhelado viaje para encontrarse con jóvenes del mundo para vivir esta
experiencia y volver con esa energía que sólo Dios entrega para trabajar por su
comunidad.
El presbítero reiteró que había que vivir esta jornada con corazón sincero y atento para poder recibir el mensaje de Dios y no preocuparse tanto de los aparatos tecnológicos en el momento que el Santo Padre pasara por nuestro lado, sino que lo guardaran en el mejor lugar que era la mente y el corazón de cada uno.
Dos integrantes del grupo juvenil
bailaron a nuestra Virgen María y a la comunidad para agradecer por toda la ayuda recibida.
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